Cada persona, y por ende cada comprador, es diferente. Y parece obvio que si entendemos la personalidad de nuestro interlocutor nos será más fácil la comunicación con él y nos permitirá encaminarla a nuestro objetivo. Distinguiremos cuatro tipos de comportamiento:
AMIGABLE: Necesita comprensión así como está dispuesto a ayudar. La relación con él es amigable, sin prisas, prima la escucha sobre el habla, no hay tensión. Con él la relación debe ser de confianza, con garantía en la toma de decisión. Mejor reunirse con él por la tarde y asignar suficiente tiempo para que la relación madure teniendo que llevar nosotros la iniciativa
DOMINANTE: Tiene que controlarlo todo, tiene prisa, controla la conversación y produce decisiones inmediatas. Por eso, necesita respuestas instantáneas, no admite pérdida de tiempo ni titubeos. Es objetivo y selecciona con total seguridad entre las diferentes alternativas propuestas. Mejor reunirse con él por las mañanas, suministrarle abundancia de informes y datos y dejarle hablar.
ANALISTA: Se basa en los resultados y la investigación y decide basado en la lógica y los hechos contrastados dejando aparte los sentimientos. Por eso, es necesario darle todos los detalles e información en nuestra mano, ser sincero y objetivo. Como con el dominante, nos reuniremos mejor por la mañana y habrá que suministrarle abundancia de datos pero deberemos llevar nosotros la iniciativa.
SOCIAL: Tiene facilidad para las relaciones sociales de forma espontánea y es más partidario del conjunto que de los pequeños detalles por lo que necesita sus tiempos para desarrollar la relación y hay que centrarle en los aspectos concretos para focalizarlo en el cierre de la venta. Hay que dejarle hablar y la tarde es la mejor hora para reunirse con él.
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